PRÓLOGO (1979)
¡El fantasma del comunismo está
de nuevo recorriendo no solo Europa sino más allá! Todavía
sigue siendo un fantasma. Más de un siglo de historia lo ha propulsado
a través de países y continentes pero no ha conseguido materializarse.
La humanidad ha madurado, ha dejado
de creer en brujas y duendes, diablos y espíritus. Si hace tiempo,
el fantasma provocó miedo y escalofríos en la burguesía,
ahora le gusta de vez en cuando asustar a los filisteos con el comunismo.
Es más, los fantasmas se están multiplicando. Ahora, con
el esfuerzo de muchos sastres de la filosofía, hasta el más
respetable de los burgueses se puede vestir con una ropa transparente y
blanca, salir, confundirse entre esos fantasmas y presumir de ser uno mas
entre ellos. [1] Y nadie podrá decir, cual es el
auténtico.
Al proletariado de finales del siglo
diecinueve y comienzos del siglo veinte, la palabra "comunismo" le sonaba
como la palabra "esperanza". El año 1917 repicó con el estruendo
de una campana que podía oírse en todo el planeta. Y en muchos
países, ardieron las hogueras de la lucha proletaria amenazando
en convertirse en la llama de la revolución mundial.
¿Qué ha cambiado desde
entonces?
Y el proletariado, allí donde
cogió el poder con sus propias manos, donde estableció su
hegemonía, ¿está contento? Y si lo está, entonces
¿por qué su felicidad no es tan atractiva para los
demás proletarios?
En la URSS, un país fundado
bajo la mirada atenta de todo el movimiento obrero, la dictadura del proletariado
ha sido abolida. ¿Significa esto el reconocimiento por parte del
proletariado de su propio fracaso, de su retirada del terreno conquistado,
de su voluntad de rendirse? ¿Y a quién?
¿Por qué los economistas
del mundo occidental vuelven una y otra vez a la teoría de la convergencia,
que representa una imitación, y un acercamiento interno entre los
países socialistas y capitalistas?
¿Por qué los países
socialistas no se apresuran en apoyar estas estructuras teóricas?
¿Cuál es la esencia del telón de acero que continua
dividiendo estos mundos?
Contrariamente a todas las predicciones,
a mediados del siglo veinte, son los países más atrasados,
los más subdesarrollados, los que son más revolucionarios.
¿Por qué?
Porque el proletariado de los países
capitalistas avanzados ha estado no solo dispuesto a admitir la creencia
de la armonía de clases sino que, más o menos voluntariamente,
ha cargado con todo el peso de las crisis económicas de la segunda
mitad del siglo XX, tanto la crisis financiera global, como la crisis especifica
del petróleo.
Los partidos comunistas de países
como Francia, Italia y otros, para conservar sus escaños, fueron
obligados a renunciar a varios de sus objetivos. ¿Que
significan para ellos los "nuevos modelos" de socialismo?
¿Qué está buscando
China, dirigiendo su rumbo zigzagueando entre el socialismo y los regímenes
más reaccionarios de nuestro tiempo?
¿Por qué las cuestiones
ardientes de la solidaridad internacional de clase se han apagadopoco
a poco y la cuestión de la solidaridad del proletariado ha
pasado a un segundo plano? ¿Por qué la clase obrera
ha sido afectada como por una epidemia que la incapacita para salir del
pantano de los problemas internos y también de los asuntos triviales?
¿Por qué la filosofía
del siglo veinte no ha tomado una dirección capaz de cautivar a
los pensadores avanzados y a la juventud? ¿Por qué las teorías
más nuevas se destruyen ellas mismas, no perdurando más que
unos pocos años, mientras sólo la filosofía de la
negación global y universal es indestructible?
El mundo se mira en el espejo, queriendo
verse. Pero el reflejo es borroso y fugaz. ¿No es ese el fantasma
del comunismo? ¿No está allí?
Se puede ver mucho en el espejo. Solo
si no se mira en la oscuridad o a la luz humeante de una lámpara
de aceite. Solo si se ilumina con la luz de marxismo. Solo si se mira a
través de los ojos del proletariado. Y si en el marco hay realmente
un espejo, y no un cuadro del siglo pasado.
¡Ya es hora de mirar!
Referencia:
[1]. Esta metáfora
intenta llamar la atención no solo sobre la multiplicidad de modelos
de "comunismo," la URSS, la RPC (China), Albania, RDA, Polonia etc. sino
también sobre los "socialismos" abiertamente burgueses como el "
modelo sueco," el suizo, etc. que hicieron creer que son formas alternativas
de socialismo genuino. Puede haber cierta confusión resultante de
que en occidente el prototipo capitalista es un individuo gordo vestido
con abrigo negro de paño y sombrero de copa; en Rusia, en verano,
a la burguesía de antaño le gustaba vestirse con colores
pálidos como los personajes de una obra de Chekov. Por supuesto,
"los sastres filosóficos" son innumerables, de segunda categoría,
filósofos idealistas cuya cualidad exclusiva es pintar una sombría
realidad austera para satisfacer a sus amos burgueses.