LONG LIVE PROLETARISM!RussianEnglishFrenchSpanish GermanFinnish
PROLETARISM
Long Live Revolution!
All Power to Strike Committees!

The party of the proletariat should not be the ruling party! The Party of Proletarian Dictatorship. Stachkom
PRESENTACI?N COMUNISTES de CATALUNYA
INTRODUCCI?N (1999)
INTRODUCCION PARA LOS LECTORES OCCIDENTALES Y DEL MUNDO
MIRABA LA VIDA CON LOS OJOS DE UN PROLETARIO - A.B. Razlatski
EL SEGUNDO MANIFIESTO COMUNISTA (A.B. Razlatski)
PR?LOGO (1979)
Parte I Burgueses y proletarios.
Parte II El proletariado como due?o
Parte III La crisis del movimiento obrero
Parte IV Dictadura Proletaria - Democracia Proletaria
Parte V Las clases y la lucha de clases en el socialismo
Parte III

EL SEGUNDO MANIFIESTO COMUNISTA

(A.B. Razlatski)
Parte III


La crisis del movimiento obrero

¿No es sorprendente discutir ahora de las tareas del proletariado victorioso, dejando de lado las investigaciones de la sociedad capitalista hoy, cuando más de medio siglo después de la victoria del proletariado, hay un inmenso material para el análisis histórico concreto?

Y, es verdad, que no hay porqué afirmar que las conclusiones precedentes han sido sacadas sin tener en cuenta la reciente historia de los estados del campo socialista. Al contrario, aunque todas las conclusiones fueron extraídas de las leyes del desarrollo histórico de la sociedad, de las leyes de la economía capitalista y de la lucha de clase del proletariado, obviamente el punto de arranque es la practica del socialismo.

Las peculiaridades históricas de la formación del socialismo en los diversos países, permite clasificarlos a todos de hecho en cuatro grupos:

1) La Unión Soviética, China y Albania.

2) La República Soviética de Hungría (1919) y Chile (1970-1973).

3) Yugoslavia y Cuba.

4) Todos los demás estados de tendencia socialista.

A pesar de esta localización de los limites socialistas dentro de un marco nacional, el punto de vista aquí no es lo nacional sino las peculiaridades políticas. Así, no es error que Hungría aparezca en dos grupos, el segundo y el cuarto, mas bien esto corresponde a la importancia de la experiencia en fases históricas diferentes.

En el primer grupo entran los países que hicieron una contribución real, positiva a la causa del socialismo, analizando por separado los problemas concretos de la construcción del socialismo y contribuyendo con su experiencia a resolverlos. La experiencia del segundo grupo también es independiente, pero es una experiencia negativa. La practica del tercer grupo, hablando de manera general, se aparta un poco del camino fundamental del movimiento socialista.

Las políticas de Yugoslavia y de Cuba nunca estuvieron basadas seriamente en una fundamentación marxista, son eclécticas. Pero su historia puede examinarse como base experimental para demostrar ciertas ideas particulares. Y, finalmente, el cuarto grupo esta compuesto por países que imitan abiertamente a otros, cogiéndoles prestado no solo las experiencias útiles -no hay nada malo en eso, a menudo en eso consiste el mérito- sino también las equivocaciones.

La experiencia de la Unión Soviética, por supuesto, tiene mayor importancia, porque ha sido independiente durante toda la historia. La experiencia de China desde mediados de los anos cincuenta hasta el fallecimiento de Mao Tse-Tung es muy importante; el periodo precedente, en esencia, era una repetición del desarrollo socialista de la URSS, y con la muerte de Mao Tse-Tung todo entro en una ruta ya conocida. La vida política de Albania a su vez, puede presentar el mayor interés, pero su cierre y aislamiento, hace que sea difícil acercarse a ella para el análisis.

La experiencia de la República Soviética Húngara (1919) y la de Chile (1970 - 1973) concuerdan en todos los rasgos fundamentales. En ambos casos, las fuerzas socialistas llegaron al poder pacíficamente; esto demuestra la superioridad aplastante de las fuerzas de la izquierda en algunas circunstancias históricas concretas. En ambos casos el socialismo pereció, a fin de cuentas, debido a una infravaloración del papel organizativo de la propiedad. En ambos casos el gobierno socialista hizo un uso insuficiente del terror político que es el único medio de que dispone el proletariado para destruir las formaciones contra-revolucionarias burguesas. La adquisición no violenta del poder hizo creer a las fuerzas de izquierda que la resistencia de la burguesía no iría mas allá del marco democrático: este fue un error histórico. Y cuando la burguesía arrojo su mascara democrática a un lado, el proletariado simplemente no estaba endurecido ni preparado suficientemente para el combate mortal de clase. Los teóricos, que abogaban por la lucha por el poder pacífica del proletariado, harían bien en extraer la lección obvia de esto. Hasta el momento en que la burguesía se debilite exhaustivamente, incluso económicamente, en la lucha de las fuerzas socialistas mundiales, toda esperanza para una victoria sin sangre del socialismo es utópica.

Ni la adquisición del poder político, ni la expropiación rápida de la propiedad capitalista da una garantía fiable; el propietario desposeído ejerce su influencia contra-revolucionaria con la esperanza de su retorno a través del cálculo de los beneficios potenciales de la restauración de la propiedad.

Mientras la burguesía permanezca económicamente poderosa, la revolución puede afianzarse solo a través del terror férreo de la dictadura política.

Felizmente, la revolución rusa evitó estos errores. Los excesos de la aristocracia, la insolencia de los terratenientes y la indocilidad de la burguesía, habían preparado a los obreros para la más dura lucha. Así, la Revolución de Octubre dio nacimiento a una dictadura enérgica y firme que tuvo éxito defendiendo su terreno contra los enemigos interiores y exteriores, enemigos declarados, y que perdió el poder unas décadas después como resultado de causas completamente diferentes.

La historia de la dictadura del proletariado y de la contrarrevolución en Rusia merece el análisis más profundo, y permanecerá durante muchos años como un tema de investigación científica. Pero las conclusiones fundamentales pueden y deben sacarse inmediatamente, porque sin estas el movimiento obrero se encuentra en un punto muerto.

El cambio contrarevolucionario en la URSS procedió tan calladamente y por caminos tan inesperados que nadie se dio cuenta. La administración de la URSS que tenía el poder en aquel momento y, en el curso de décadas, tuvo éxito haciéndose pasar por una dirección marxista-leninista, engañando a los obreros y jugando a la democracia. El movimiento comunista internacional, en su mayoría, no se preocupó de hacer una valoración verdaderamente marxista de los hechos sucedidos en Rusia. Pero el golpe contrarevolucionario se produjo, y en primer lugar, lo que tenemos que hacer es centrarnos en el hecho del golpe en sí.

En 1961 en el Programa del PCUS y posteriormente, en la Constitución de 1977, se declaro que las tareas de la dictadura del proletariado habían sido cumplidas finalmente y la Unión Soviética se proclamó como "el estado de todo el pueblo".

Pero los marxistas siempre han tenido claro que, mientras que el proletariado victorioso no pueda, en general, sobrevivir sin el estado, este estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado. La cuestión no solo es que el proletariado sea la única clase capaz de ocuparse ella misma de la producción de todos los bienes y la realización de las tareas sociales. La cuestión es, también, que el proletariado es la única clase que no puede obtener bienes robando a las otras clases. Debido a esto, cualesquiera que sean las condiciones, el proletariado sigue siendo la única clase que se esfuerza por el comunismo como la más alta forma de realización de sus posibilidades y de satisfacción de sus intereses, y esta lucha es históricamente inevitable.

¿Es que quizás "el estado de todo el pueblo" es el primer peldaño de la escalera que lleva a la sociedad comunista sin clases?

La sociedad sin clases, como todas las sociedades, no puede existir sin la producción. Incluso si una clase produjera mientras que la otra solo consume, la división de clases se mantendría. Por consiguiente una sociedad sin clases solo puede crearse basándose en la clase productora. El proletariado es una clase abierta, que puede aceptar a cualquiera en su medio sin condiciones previas como pueden ser las exigencias inaccesibles y las calificaciones.

En esta dirección, la situación privilegiada de esta clase abierta que puede ejercer ella sola una influencia destructiva sobre los demás estratos de la sociedad que están privados de estos privilegios, tiene capacidad para atraerlos a su seno y llevarlos a una sociedad sin clases.

La "harmonía de clase" del " estado del todo el pueblo" solo es posible a través del abandono por parte del proletariado de sus objetivos comunistas, a través de la sumisión del proletariado para trabajar por los intereses de otras clases. Que "el estado de todo el pueblo" no puede tener ningún otro contenido que el burgués, era un hecho ya claro para Engels y Lenin. ¿Qué otra cosa puede entenderse por "la unión de la clase obrera, el campesinado colectivizado y la intelectualidad del pueblo," si surge después de que el proletariado ha alcanzado todo el poder y ha cambiado la dictadura del proletariado?

En el curso de la lucha del proletariado por la supremacía política, semejante unión podría significar como una coincidencia de intereses en una fase determinada de la lucha. Después del establecimiento de la dictadura del proletariado, el regreso a una unión así solo puede significar que el proletariado no ha podido con el poder, que esta encaminando a la burguesía hacia el poder, que ha capitulado ante ella. El proletariado siempre ha sido oprimido para enriquecer a su dueño, y esta relación capitalista solo desaparece cuando el proletariado se convierte b su propio y único dueño.

La última esperanza: ¿quizás la formulación de "el estado de todo el pueblo" es simplemente un error terminológico? La historia sabe de varios casos en que los estandartes más democrático escondieron la opresión y la arbitrariedad, cuando se obligo a los movimientos radicales a ocultarse detrás de consignas respetables. ¿Así, quizás, en la URSS detrás de la modesta frase sobre el papel "dirigente" de la clase obrera se oculta la dictadura proletaria más firme?

¡No y no!

¿Participa el proletariado de la URSS en la distribución de bienes?

¿Participa toda la clase redactando y ejecutando la política económica? ¡No mas que bajo el capitalismo! Y aquí esta la respuesta esencial a la pregunta. Nosotros consideraríamos otras tesis ofrecidas como prueba de la situación especial del proletariado en la URSS, pero no debemos olvidarnos de que esas tesis simplemente abastecen el arsenal de trucos con que la administración cuenta para distraer al proletariado de la lucha de clases y nublar su conciencia de clase.

El sufragio universal. Tales derechos son disfrutados por los obreros de casi todos los estados capitalistas y esto no impide a la burguesía, en lo mas mínimo, conservar su dictadura.

La representación de los obreros en los órganos de poder estatal alcanza los niveles mas altos. Sí, esta es, en los juegos de cartas, una de las trampas que los que reparten cartas utilizan cada vez que hablan sobre la democracia socialista. ¿Acaso esto le da al proletariado algún derecho real?

Los capitalistas prefieren sentar a los juristas como políticos en sus parlamentos. ¿Pero significa esto la dictadura de los abogados, la democracia para los enchufados? Está claro que el poder no lo tienen los representantes, sino en aquellos que les dictan sus ordenes y bajo cuya voluntad se quitan y se ponen a los representantes.

Para los órganos estatales mas altos de la URSS, el criterio de selección y el único derecho para los obreros y otros representantes es servir de apoyo unánime para todas sus propuestas ¿Unanimidad? Incluso esto es secundario, está de más. Lo que importa son las propuestas que se adoptan.

¿Así, de quien son las propuestas y quien las introduce? Estas sugerencias solo son introducidas por los órganos más altos del PCUS. Reservándose para ellos el derecho absoluto a organizar las elecciones, controlando los medios de influencia ideológica de masas, el PCUS predetermina y dicta los resultados de las elecciones. El PCUS controla, y en esencia predetermina, toda la nominación de candidatos, es decir proporciona directamente la composición de todos los organismos que él mismo necesita.

El PCUS subordina a si mismo todos los sistemas ejecutivos de arriba abajo, y siempre y continuamente los dirige contra los disidentes. El PCUS lo decide todo.

El papel principal del PCUS en todos los asuntos del estado de la URSS está precisado en la constitución de 1977. La devoción del partido a la causa del proletariado, a las ideas del marxismo-leninismo esta probada por la participación y el sacrificio en todas las luchas de la Rusia Soviética Revolucionaria. ¿Es esta una garantía de lealtad de por vida?

¡La historia dejaría de ser historia si en algún lugar pudiera encontrarse este tipo de garantía!

Hay una garantía de lealtad a la causa del proletariado. El partido marxista se mantendrá marxista siempre que permanezca al servicio del proletariado pero no solo como dirigente de sus ideas, sino también como el único capaz de satisfacer las necesidades personales de los miembros permanentes que están en el Partido.

Un partido que es receptivo a la satisfacción de otras demandas, tales como la obtención de poder, bienes o privilegios especiales, lleva inevitablemente dentro de si las semillas de la degeneración oportunista.

El PCUS renunció no solo a la dictadura del proletariado de palabra sino también de hecho. La clase obrera, incluso ese fragmento de ella que son los miembros del Partido, no tiene absolutamente ninguna oportunidad para influir en las actuaciones de los lideres, en la toma de decisiones en los altos niveles, en la elaboración de su teoría, de su propaganda o su conducta en la política social y económica.

¿Por qué? ¿Por que en el periodo revolucionario cruel y peligroso el Partido fue capaz de seguir siendo fiel al proletariado? ¿Por qué en los anos de construcción económica sus relaciones con el proletariado cambiaron tan bruscamente?

Porque, como parte de la oposición revolucionaria al gobierno autocrático y burgués, dirigiendo la lucha armada frente a la contrarrevolución, el Partido tenia solo un método de trabajo: elevar la conciencia de las masas y movilizarlas, inculcando a cada uno el significado revolucionario de las ideas marxistas. El control espontaneo de clase del proletariado fue ejercido porque las ideas burguesas eran inaceptables para los obreros, no evocaban ninguna respuesta en su conciencia y fueron rechazadas por la indiferencia de las masas que simplemente no las aplicaron.

En el periodo siguiente fue porque, con el mando inmediato del estado, el PCUS, para llevar a cabo sus políticas no tuvo necesidad por mucho tiempo de la mediación de las masas proletarias, y por consiguiente, se libero de su control. En este sentido, la dirección del Partido, ejerció una presión directa para mantenerse en los órganos mas altos del estado, libre de cualquier control de las masas y de los miembros de base del Partido.

Bajo estas condiciones, ninguna razón impedía a la cúspide del partido actuar como portavoces o defensores de los intereses del proletariado; estos intereses quedaban fuera inevitablemente bloqueados por los intereses personales de los jefes, que los satisfacían a expensas del proletariado.

Los jefes del partido no podían gobernar sin el apoyo de determinadas fuerzas sociales. La clase gobernante, la administración, era ya tan fuerte, que para que los jefes promovieran y controlaran todas sus decisiones, la hicieron funcionar completamente bajo su control.

Esta clase gobernante desde hacía mucho tiempo se había adaptado al partido y al aparato del estado, de tal manera que con silencio y sobornos, mentiras y obediencia coercitiva, ellos ya no dirigían a las masas sino que las dominaban, mandaban parapetándose detrás de los muros del inquietante movimiento de masas.

En consecuencia, la administración por su parte no solo se apropió de los bienes para la satisfacción de sus propias necesidades, sino que también los proporcionó a toda la cúspide del partido. Y una vez más, en el seno de este sistema burocrático, bajo la supervisión de la administración, se decidieron las cuestiones de precios y salarios y también sobre la distribución del trabajo, es decir como suministrar al proletariado una porción mínima de bienes que permita mantenerle obediente. Ahora se nos muestra el jefe real: está claro para qué intereses, completamente fuera del control de clase de la masa proletaria, funciona todo el sistema del estado.

El golpe contrarevolucionario ya estaba presente.

¿Cómo y cuando este golpe tuvo lugar? ¿Que fuerzas lo ejecutaron? ¿Por qué el golpe resultó ser tan silencioso?

La Rusia pre-revolucionaria de comienzos del siglo XX está saturada de luchas entre diferentes tendencias políticas. El proletariado las evalúo todas y escogió una. Y escogió correctamente el bolchevismo, singularizándolo como la tendencia mas consistente en la defensa de las ideas marxistas y por tanto proletarias.

Falta una parte del texto, solo una página manuscrita que se perdió del original. Lo que sigue es la parte que enlaza con el principio y el final de esa página:

"En la lucha por unirse con la masa proletaria, para introducir las ideas marxistas-leninistas, se ha formado un núcleo en el partido, un grupo de auténticos líderes, cuyo reconocimiento personal entre el proletariado, podía aunar no solo las filas del partido sino también la totalidad de la clase. No fue el principio del centralismo democrático lo que trajo a estas personas al frente del partido, sino que fueron promovidos desde esos colectivos que ellos mismos habían organizado y cuya base original para su formación fue la aprobación y el apoyo de las ideas sostenidas por los líderes (...)

(...) y esto fue históricamente inevitable, desde que el partido gobernante ya no cumplió mas con su papel de servir al proletariado."

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La penetración de tendencias burguesas no se podía detectar enseguida, porque en el núcleo del partido participaban y resolvían los más importantes problemas de la política, líderes, que habían sido valorados y reconocidos por el proletariado antes de la revolución. Lenin, y después de su muerte Stalin, dirigieron la política en interés del proletariado, reflejando sus ideas y apoyándose en las fuerzas del proletariado. Y en los niveles más bajos de dirección había todavía cuadros que habían sido preparados, especializados y promovidos en la lucha revolucionaria. Pero el tiempo pasó e, inevitablemente, fueron remplazados por otros cuadros atraídos por la posición dirigente del partido.

Los esfuerzos del partido se desarrollaron en todos los eslabones del sistema estatal, incluyendo dentro de su esfera de actividades y de dirección, la tarea de dirigir el estado gigante de Rusia. De acuerdo con esto, se produjo una fusión entre el aparato del estado y el del partido en cada eslabón de arriba a abajo, y también, inevitablemente, en el trabajo ideológico del partido, ocupaban un espacio cada vez más grande las tareas corrientes económicas del estado.

La propagación de las políticas proletarias había contribuido bastante, y en muchos casos tenía gran importancia, determinando una atmósfera de incesantes discusiones políticas en el mismo núcleo del partido. La victoria en la lucha se había predeterminado gracias al apoyo de las masas proletarias y esto obligaba a los líderes a ser muy sensibles a los estados de ánimo de las masas.

A su vez, el proletariado tenía la oportunidad de escoger a los líderes, rechazarlos según sus posiciones y comprometerlos en la discusión; ésta era la mejor forma de expresar los intereses del proletariado, aunque sólo se diera en el círculo cerrado que constituyo el núcleo del partido. No es una coincidencia que Stalin, con su profunda comprensión de la teoría marxista, participara continuamente en tales discusiones y siempre estuviera preparado para resolver cuestiones que interesaban al proletariado.

Las condiciones para el debate dentro del partido intensificaron el desarrollo político y el crecimiento en sus filas. Pero también influyeron en el aparato estatal, desorganizándolo, dado que llevaron la discusión a través de los eslabones sólidos que se habían forjado en él. Según el grado de estabilización del estado, esta acción corrosiva esra cada vez más perceptible.

En 1935-1937 la oposición fue decisivamente alejada del partido. Esto tuvo un cierto numero de consecuencias importantes.

Primero, el sistema del partido-estado adquirió un carácter sumamente monolítico que quizás fue lo único que le permitió a la URSS resistir la batalla contra el fascismo.

En segundo lugar, el proletariado fue privado completamente de la posibilidad de poner al frente a sus lideres o de influir en su nominación; desde ese momento, los intereses del proletariado solo fueron defendidos cuando eran representados por Stalin personalmente.

En tercer lugar, Stalin perdió la posibilidad de verificar sus decisiones políticas a través del apoyo de las masas.

En ese momento la dictadura del proletariado todavía no había acabado su existencia, porque Stalin, según el alcance de sus capacidades, se consagró a los intereses del proletariado y los incluyó firmemente en su política. Sin embargo, las condiciones para la reproducción de la dictadura del proletariado estaban completamente perdidas; estaba predestinada a morir con la muerte de Stalin.

Los años 1935 a 1953 fueron un periodo si no de muerte, si de agonía para la dictadura del proletariado.

¿Por qué los acontecimientos que siguieron fueron incapaces de producir un líder igual que Stalin , o superior a el, para defender los intereses del proletariado?

En ese momento la estructura de la sociedad en la URSS era ya tal que, la democracia proletaria, la voluntad libre del proletariado organizado, había sido completamente excluida. El aparato monolítico del partido-estado fue entonces adaptado a la imposición de las ideas de arriba a abajo, teniendo a su disposición todos los medios de represión directa, el control absoluto de todos los medios de influencia ideológica de masas y el control total de todas las organizaciones sociales. Naturalmente, este aparato no tenía intención en absoluto de tolerar la divulgación de cualquier idea perjudicial a sus intereses, aunque pudieran ser necesarias para el proletariado. Y todas las ideas que reflejaban los intereses del proletariado, eran de por sí peligrosas para el aparato, al fin y al cabo porque reclamaban de él esfuerzos y dinamismo continuos tendentes al logro de los objetivos del proletariado. Por otro lado, el aparato estaba absolutamente preparado para actuar conforme a sus intereses, ampliando sus derechos, sus bienes y sus privilegios, sin sobrecargarse con deberes adicionales.

En estas condiciones el proletariado ni tuvo la posibilidad de organizarse, ni la oportunidad de seleccionar a un nuevo líder, líder que defendiera ideas proletarias, ni tuvo la menor oportunidad de poner en orden la unión de la masa proletaria. Además, es bastante obvio que la conciencia de la sociedad, la conciencia del proletariado no estaba en absoluto preparada para percibir o reconocer tan numerosos y significantes cambios generales, al estar tan concentrados sobre el hecho de la muerte del líder. Con espeluznante impasividad, la sociedad soportó la venganza contra los últimos marxistas revolucionarios, siguiendo con indiferencia las campañas difamatorias relacionadas con la denuncia del culto a la personalidad.

Semejante giro, veloz y terrible, no tenía paralelismo alguno en la historia, y fue necesaria una cierta distancia histórica para que en la conciencia de la sociedad maduraran las valoraciones requeridas.

Los jefes del partido-estado, de la administración, separados del proletariado por una capa de ejecutores administrativos secundarios tenían ahora la oportunidad de promover a los líderes de su medio y, de acuerdo con sus intereses, cambiarlos (M. Malenkov, N. S. Kruschev) hasta el momento en que decidieron el más conveniente. La administración hacía tiempo que se había opuesto a la voluntad del líder y esto estaba en contradicción con la dictadura del proletariado. Liberándose de la dictadura del proletariado, la administración demostró rápidamente que no pensaba aceptar cualquier dictadura en general, que en el futuro ella dictaría, a cualquier líder, la dirección fundamental de la política. No es por casualidad que L. I. Brezhnev llegara a su cargo bajo la consigna "Dejen de cambiar a los cuadros, y denles la oportunidad de trabajar apaciblemente". Ésta fue la garantía, esencial para los jefes, para la estabilidad de su situación.

La contrarrevolución se había consumado. De acuerdo con su esencia profundamente capitalista, transformaron la estructura social, dándole bastantes características nuevas. Las relaciones entre la administración y los obreros se degradaron al instante, a un nivel feudal. La soberanía sobre la distribución de los bienes junto con el dominio total sobre todo el estado, liberó a la administración del peligro de cualquier tipo de presión económica competitiva; esto significa que ya no tenía sentido la búsqueda de la ganancia máxima que acompaña el desarrollo de la producción.

La preocupación de la administración se redujo a esto: permitir a sus siervos que se alimentaran justo para mantener la reproducción de la fuerza de trabajo, pero sólo después de que ellos ya hubieran satisfecho completamente las necesidades de los jefes, de la administración.

Al mismo tiempo, la distribución de los bienes expropiados al proletariado, entre los jefes y dentro de la administración dictatorial, condujo a un montón de complicaciones provenientes de la fase anterior del desarrollo del estado que sin embargo se habían convertido en demandas completamente formales. La lucha inevitable por la distribución de bienes dentro de la misma administración, consecuentemente tomó un carácter pequeño-burgués, avaro, mientras por causa de ganancias triviales, se destruyeron millones y más millones dado que no pertenecían a "nadie" y no podían convertirse en propiedad personal. Esta situación anormal estaba preñada de crisis permanentes, cuya resolución condujo siempre, a cada paso, a la revelación y a la legalización de su esencia capitalista, es decir, la forma se correspondió así con el contenido.

Esta extraña, y nunca antes vista, forma de capitalismo dio lugar a muchos engaños, tanto dentro del país como fuera de sus fronteras. La falta de un modelo auténtico de socialismo para comparar ayudó a que esto se produjera, y también la amplia propaganda (dentro del país fue en general abrumadora) de las patrañas teóricas seudomarxistas de los jefes, así como el aislamiento y la desconexión del mundo socialista de los problemas capitalistas. Esto último, que se interpretó como una particularidad del socialismo, estaba de hecho predeterminado por su estructura feudal. Pero a pesar de todos los adornos, del embellecimiento extravagante y de los comentarios, el capitalismo sigue siendo capitalismo.

Si nosotros imaginamos a un marxista inquebrantable, que se encuentra accidentalmente a la cabeza del PCUS y esta absolutamente decidido a devolver el país al camino del desarrollo comunista, el camino de los intereses del proletariado, entonces también podremos imaginar las dificultades insuperables que se situarían ante él, la resistencia que ofrecería la administración. Aunque este líder tuviera el apoyo de las masas a su disposición, apenas podría efectuar cambios decisivos ya que la administración celosa construiría un muro para impedir toda posibilidad de contacto organizado con ellas.

Por supuesto, ningún marxista podría jamás, ni siquiera accidentalmente, encontrarse a la cabeza del sistema que se estaba desarrollando en la URSS. Pero la historia ofrece la posibilidad de analizar tales situaciones a través de un material objetivo. Mao Tse-Tung se encontró exactamente en esta situación.

Hasta mediados de los años cincuenta, el desarrollo político en China había repetido, a ritmo acelerado, la experiencia de la URSS. Quizás había otras razones, o quizás fueron los acontecimientos relacionados con la aparición en la escena política de N. S. Kruschev lo que obligó a Mao Tse-Tung a preguntarse por la validez de un sistema capaz de convertir semejantes funcionarios en altos ejecutivos. El análisis de la situación en China confirmó los peores temores, con algunas desviaciones nacionales que, dicho sea de paso, agravaron la situación: el sistema chino fue una copia del ruso. Y en China se revelo claramente para las masas, la alienación del partido, formando su clan de jefes con las características de un organismo parasitario.

Obviamente, como ocurre con cada compromiso del proletariado con la burguesía, esta degeneración puede ser controlada y luego superada sólo en el camino revolucionario, sólo a través de la movilización de las masas en la lucha revolucionaria. El momento en que la revolución podía ser una continuación de lo que se había hecho anteriormente ya había pasado. Esto planteó un dilema: o acercarse a la capas bajas para organizar un nuevo movimiento revolucionario, o usar al máximo de su situación personal, de su popularidad y conservar el poder sobre el sistema administrativo para levantar la conciencia revolucionaria de las masas. Este dilema, en aquellas condiciones concretas, tenía para Mao Tsé-tung una única solución racional. Y él asumió enérgicamente su realización.

La política del "Gran Salto Adelante" fue una política de impulsar la iniciativa de las masas, despertando su conciencia en relación con los acontecimientos de aquellos momentos por una vía relativamente "pacífica". El despertar de la conciencia traería la esperanza de un desarrollo hacia el control proletario sobre el sistema de dirección; pero esta política no tuvo éxito. La obediencia en lugar de la conciencia seguía siendo el factor decisivo.

Entonces la "Revolución Cultural" fue una llamada directa a tomar represalias contra la burocracia que se estaba formando, un intento de demostrar a las masas con hechos crueles que ellas eran realmente el único dueño de la situación del país, que en sus acciones colectivas ellas eran todopoderosas. Entonces, al final, cuando este proceso tampoco produjo el cambio revolucionario decisivo, se presto especial atención a la teoría de los enfrentamientos revolucionarios regulares, a las enseñanzas de Marx sobre la continuidad de la marcha de la revolución hacia el comunismo.

Mao Tse-Tung no tuvo éxito avivando una nueva ola de revolución; fue un recordatorio innecesario de que la revolución no puede hacerse por encargo. Y lo que él logró para elevar la conciencia del proletariado chino es difícil de evaluar. La situación en China se desestabilizó, y después de la muerte de Mao Tsé-tung se produjo una continuación del auge de la conciencia, y todo esto obligó a buscar un punto de para escoger una posición correcta. Aunque este proceso no estalló en una nueva ola revolucionaria, y las autoridades tuvieran éxito estabilizando la situación en el país, el recuerdo del legado de la "Revolución Cultural", provocará una y otra vez estallidos en el estado de ánimo revolucionario.

La muerte de Mao Tse-Tung para China, tal como la muerte de Stalin para la URSS, significó el final del periodo de dictadura proletaria. La primera gran ola de revoluciones proletarias que había durado sesenta años había terminado; la amplia crisis mundial del movimiento obrero había llegado.

¿Qué nos enseñó la experiencia de la existencia de la dictadura del proletariado en estos dos grandes países?

Primero, que la victoria de la revolución socialista e incluso el establecimiento pleno de la dictadura proletaria, unido a la liquidación de la burguesía como clase, no es una garantía del giro final hacia el comunismo. Si el proletariado no puede encontrar la capacidad de asumir por sí mismo el cumplimiento de las funciones sociales más importantes, si no puede descubrir la forma organizativa que permita el control de la distribución de los bienes por toda la clase, entonces la burguesía renacerá una y otra vez, y ocupará, una vez más, su posición privilegiada en la sociedad.

Segundo, el capitalismo demostró su vitalidad, demostró que existe, como un virus, en cualquier sociedad socialista, preparado para dirigir su lucha callada para liquidar la revolución por vía pacífica, para hacer renacer su sistema y para una victoria silenciosa. Esto debe ser entendido de la siguiente manera: la intelectualidad administrativa, a la el proletariado necesariamente confía algunas funciones sociales importantes, se liberará de su control, se constituirá como clase y esta clase será burguesa.

Tercero, se puso de manifiesto la importante relación entre las categorías fundamentales del movimiento proletario. Durante mucho tiempo fue evidente que la democracia proletaria era inconcebible sin la dictadura del proletariado; pero la historia del estado proletario también demuestra lo contrario, que la dictadura del proletariado no puede existir sin la democracia proletaria.

El proletariado cargó sobre sus hombros con las tareas de la toma del poder y su defensa contra los enemigos declarados. Pero entonces una nueva tarea empezaba a destacarse: mantener la disposición de combate de la dictadura del proletariado en el ambiente corrosivo de las relaciones producto-dinero.

Resulta que el proletariado no puede confiar totalmente en ninguna fuerza social, ni siquiera las que provienen del mismo seno del proletariado. Con el fin de llevar a efecto su control sobre ellos, es completamente esencial mantener un nivel bien definido de organización autodirigida del proletariado como un conjunto que siempre es capaz de actuar como la clase de todos los proletarios contra cualquier fuerza individual, incluso contra el estado.

El comunismo es una sociedad de muy elevada organización pero completamente auto-dirigida; su única base es la organización autodirigida de la clase obrera, que configura la actividad de masas. Esto significa que para asegurar firmemente el camino que lleva al comunismo, todavía es necesario para el proletariado alcanzar los más altos niveles de conciencia. Habiendo ganado victorias importantes en la batalla contra el capitalismo, el proletariado sufrió luego una derrota no menos aplastante en la batalla silenciosa que aquel planteo. En ninguna parte el proletariado está tan privado de derechos como en los países socialistas dónde todas las organizaciones obreras están sometidas al mando más cruel de la clase gobernante y dónde de verdad, ellos se encuentran en servidumbre sometidos a los jefes gobernantes y donde la discrepancia y cualquier decisión o actividad autodirigida se suprime categóricamente. En ninguna otra parte la clase gobernante se apropia, con tal descaro, del derecho exclusivo de representar a todo el pueblo. En ninguna otra parte los medios de comunicación golpean tan implacablemente en el cerebro del proletariado diciéndole que precisamente esto se hace para defender sus intereses. En ninguna otra parte la situación material de la clase obrera se exhibe con una desigualdad tan deslumbrante en relación con el nivel de producción. En ninguna otra parte más que en los países socialistas, se predican tan hipócritas palabras sobre el crecimiento del bienestar material y el desarrollo cultural a un proletariado tan necesitado y falto de derechos. En ninguna otra parte se entonan tan santurronas apelaciones a la virtud y al heroísmo del trabajo, ni chorrean con tanto cinismo ultrajante las consignas consagradas del marxismo.

La crisis del movimiento socialista condujo a la degeneración del socialismo proletario hacia la forma más perversa de socialismo: el podrido depredador chacal-socialismo de los jefes administrativos que roban al proletariado no solo para la satisfacción de su consumo personal y para la apropiación de las riquezas sino también para destruir todo lo demás. Prosiguiendo con sus luchas internas pequeño burguesa por el botín, la clase gobernante apenas se preocupa por lo que quedará para el proletariado. Con su falta de responsabilidad y su insensibilidad se corrompe y se echa a perder una enorme cantidad de trabajo efectuado por el proletariado.

...Eso, que ellos cubren con la bonita frase "según Marx y según Lenin," eso, en que ellos basan sus elaboraciones teóricas, sus "renovaciones" de marxismo, no debe llevar nadie a engaño. El capitalismo, y cualquiera que sea la forma que pueda tomar, nunca abandona ningún medio de presión ideológica en su lucha contra el desarrollo de las masas proletarias. Y esta nueva forma burguesa-feudal de socialismo nunca quiere, en lo esencial, renunciar a su esencia capitalista.

Marx y todos sus verdaderos seguidores no dirigieron simplemente la lucha hacia el socialismo sino hacia el socialismo proletario, lo que significa todo el poder para el proletariado y democracia para el proletariado. El proletariado siempre debe entender que su propia, incontestable e indivisible dictadura es la condición obligatoria para el progreso, para el desarrollo de la sociedad hacia el comunismo.

En el siglo XX, el movimiento proletario, se quiera o no, entró en todo el mundo bajo la influencia decisiva de los acontecimientos ocurridos en los países socialistas.

La victoria del proletariado en la revolución de Octubre produjo un levantamiento del movimiento revolucionario, incluso en países muy alejados de Rusia; se asistió al nacimiento de muchos partidos comunistas y a la implantación de las ideas marxistas en algunos movimientos de la clase obrera. Estos espasmos revolucionarios llegaron a todos los continentes, pero en ninguna parte el proletariado estaba suficientemente organizado, ni era lo bastante fuerte como para tomar y mantener el poder. Después de una serie de retiradas, la burguesía pudo volver a ocupar y defender sus posiciones. El desarrollo internacional del proceso revolucionario se detuvo.

La victoria de la revolución proletaria en Rusia actuó sobre el proletariado internacional, como poderosa sacudida emocional que ayudó particularmente a iniciar un periodo de un carácter de izquierdismo extremista. Esta actividad no podía ser duradera.

El choque de las aventuras ultra-izquierdistas, insuficientemente preparadas para lidiar con la situación real, devolvió la serenidad a la clase obrera y exigió de ella una valoración más profunda. Esta reflexión fue ayudada por los acontecimientos que se estaban desarrollando en Rusia. Con el renacimiento en la URSS de algunas formas de relaciones capitalistas (NEP), con un retorno del proletariado a una política de concesiones, la claridad se perdió y las percepciones pasaron de la esfera emocional a la analítica. Jugó un papel aún mayor la valoración de los éxitos económicos de la URSS; pero este desarrollo fue significativamente retrasado por la destrucción causada por la Guerra Civil y después por la Guerra Mundial, junto con las complicaciones del propio proceso revolucionario.

La construcción socialista en la URSS continuó estimulando el interés de todos los obreros, pero ahora era como un gran experimento de cuyos resultados dependía la dirección de sus propias actividades y su actividad en la lucha de clases.

La resistencia heroica del pueblo soviético al fascismo alemán y su victoria completa sobre él, trajo un nuevo ímpetu emocional al movimiento proletario internacional y se despertó la poderosa solidaridad de clase. Pero las actividades del proletariado no tenían una tendencia directamente revolucionaria. La resistencia enérgica al fascismo influyó en el apoyo a la URSS. Las fuerzas proletarias internacionales defendieron enérgicamente su derecho al experimento socialista y defendieron su propio interés en una verificación general de las ideas marxistas a un nivel práctico, en las experiencias del estado socialista en la URSS. Pero, en la Segunda Guerra Mundial, la URSS soportó pérdidas materiales enormes que de nuevo hicieron necesaria la reconstrucción de su economía que había dado un paso atrás en su desarrollo. En el periodo de postguerra en los países de democracia popular, la aparición del campo socialista ensanchó el marco del experimento, pero no produjo cambios en su esencia.

No es por casualidad que el centro fundamental del movimiento revolucionario durante el periodo siguiente se desplazara hacia la liberación de los países bajo el yugo del colonialismo. Su atraso económico frecuentemente no permitía ninguna esperanza de éxito en la lucha contra la concurrencia burguesa de los países de industrias desarrolladas, mientras que el camino socialista los protegía contra la expoliación más cruel. Sin embargo, tampoco fue una casualidad que aquellos países que poseían una burguesía nacional suficientemente desarrollada escogieran el camino de la cooperación con el mundo capitalista sin encontrar una gran resistencia por parte de su clase obrera.

De manera teóricamente inesperada, o si se prefiere "anormal", el cambio de la revolución desde los países más desarrollados a los más atrasados, posibilita la comprensión de que el factor decisivo para la vitalidad del movimiento proletario revolucionario de todo el mundo, en la fase histórica contemporánea, es la situación económica de los obreros en los países socialistas, y en primer lugar en la URSS.

El estímulo para la actividad humana se controla por dos factores: la conveniencia de los objetivos y una valoración del costo para lograrlos. Queramos o no, la actividad de clase del proletariado y su disposición a las acciones revolucionarias se define de esta manera. Además de las ideas orientadoras constructivas, es decir, además de la posibilidad de realizar sus actividades prácticas, el proletariado debe mirar la importancia y la grandeza de los resultados conseguidos, que residen en los cambios de las circunstancias políticas, económicas y sociales de los obreros.

Si a principios del siglo 20, las diferencias estaban entre las situaciones económicas, políticas y sociales del proletariado y la burguesía que podían actuar revolucionando al proletariado, después de la victoria de Octubre, la medida de comparación fue la situación de los obreros en el capitalismo y en las condiciones socialistas. Es por ello que el desarrollo de la economía socialista se volvió un factor decisivo en el movimiento revolucionario mundial.

La pérdida de la dictadura del proletariado, el renacimiento de la burguesía en el campo socialista y la creación de nuevo dentro de él de relaciones feudales continuaron ocultos para el proletariado del mundo entero. Las consecuencias de esta degeneración fueron difundidas, tanto por los mecanismos de propaganda socialistas como burgueses, como el único desarrollo absolutamente "marxista" de las conquistas del proletariado. Y aunque los propagandistas chinos hicieron un esfuerzo considerable para desvelar la situación existente, sus declaraciones tenían menos autoridad debido al atraso económico de la propia China. La situación de los obreros en la URSS continuó siendo percibida por los proletarios de todos los países como el resultado normal de las ideas marxistas. No es sorprendente que para los obreros de los países capitalistas avanzados, cualquier lucha para el logro de semejantes resultados no provocara ningún entusiasmo revolucionario.

Los líderes de los partidos comunistas de los países capitalistas avanzados difundían desde hacia mucho entre las masas proletarias la impopularidad de cualquier idea vinculada a una repetición de la experiencia rusa. Sin embargo, en lugar de exponer los hechos a un análisis marxista, en lugar de separar las tareas y dirección de la revolución proletaria de los errores y perversiones que llevaron al hundimiento de la dictadura del proletariado, en lugar de ahondar la teoría, los partidos comunistas asumen una postura propagandística superficial, tomando posiciones oportunistas y empezaron a sentirse "liberados del marxismo". Los impedimentos económicos de los países socialistas, en comparación con ciertos éxitos de los países mas desarrollados del campo capitalista, dio lugar entre el propio proletariado de los países menos desarrollados a una tendencia y movimiento social en dirección a "mejorar y perfeccionar" el sistema capitalista. Esta tendencia no tiene nada de común con el marxismo o con los intereses del proletariado, pero precisamente fue la que explotaron los partidos comunistas más importantes como el francés y el italiano, entre otros. Justamente fue esta tendencia la que sirvió como fundamento para los "nuevos modelos" de socialismo con un toque burgués, lo que dio lugar a una vasta literatura teórica "pseudomarxista" que era la fuente y el apoyo de la propaganda del pseudocomunismo.

Esto no sólo significó una crisis en la ideología proletaria, sino también una crisis mundial de la filosofía y la economía política. En nuestros tiempos, en el periodo de la crisis universal del capitalismo, las formaciones políticas están cambiando a un ritmo sin precedentes; el capitalismo se ve obligado continuamente a inventar cada vez más nuevos trucos para salvaguardarse del derrumbe final. En estas condiciones, cualquier sistema filosófico idealista se quiebra en pedazos por los virajes bruscos de la realidad. Y no solo esto, sino que también cualquier predicción sobre su inevitable derrumbe, que tenga como punto de vista el lado materialista, sin duda será acertada. La postura positiva hacia el capitalismo no tiene sentido y la negativa deberá ser justificada, comprobada. Así, ninguna postura positiva tiene sentido ni puede demostrar que lo tenga. En cambio se está aprobando la justificación de unas tendencias negativas y refutables. No es ninguna casualidad que sean cada vez más frecuentes en la prensa las elaboraciones de "la filosofía de la negación universal", a veces embellecidas con recomendaciones prácticas confusas que expresan los deseos del autor.

Y se deja de lado la única teoría capaz de entender y explicar todos los giros y las manipulaciones de la sociedad capitalista.

Esta teoría es el marxismo.

Es comprensible porqué la clase gobernante la rehuye, porque continúa prediciendo su fin inevitable. Las causas de la impopularidad del marxismo entre la izquierda crítica son menos obvias. Pero esto proviene de los intentos de adaptar interpretaciones marxistas materialistas de la actualidad para comprender, sobre esta base, los rasgos más importantes de los países socialistas existentes que quiere decir comprenderlos conforme a las leyes del desarrollo socialista. En lugar de revelar su naturaleza capitalista, en lugar de verlos como formas extremadamente complicadas, intrincadas, camufladas - ya que esto llevaría al marxismo a una distorsión violenta - lo que hacen es "desarrollarle" y "enriquecerle" hasta el punto que puedan acomodarse los países del campo socialista en el marco de la presentación de la teoría socialista.

Después de esta clase de "mejora", la teoría marxista, se ha vuelto un instrumento tan inútil que con su ayuda es posible demostrar el carácter socialista del estado burgués, la armonía de clases bajo el capitalismo y que la intelectualidad es ahora la base de la revolución. Puede demostrarse todo lo que ustedes quieran; pero es completamente inútil para interpretar los procesos que realmente están sucediendo en el mundo.

De esta manera se levantan numerosas construcciones del "verdadero," "ortodoxo," "auténtico" marxismo que son notables por su renuncia al principio clave del marxismo, su base materialista, y por la incorporación de montañas de basura idealista, comenzando por la fundamentación ética del marxismo y acabando con un fideismo "marxizado". Pero esto sólo aumenta la retahíla de las innumerables teorías idealistas que la vida se encarga de quebrar implacablemente en pedazos.

Si los países subdesarrollados todavía son capaces de emprender la lucha, motivados y esforzándose por superar su propio atraso, será entonces cuando el resto de humanidad vivirá una gran crisis social. Y esta crisis se combinara con la crisis universal de capitalismo, la crisis de la filosofía, la crisis del marxismo y la crisis del movimiento obrero. Una crisis de esta profundidad ocurrirá porque mientras que el capitalismo tiene casi completamente agotados los recursos sociales necesarios para mantener su existencia, resulta que la única alternativa real, el socialismo, no tiene consistencia. Esta inconsistencia reside en la incapacidad del socialismo para presentar las pruebas económicas y convencer a las masas.

Es un hecho que esta crisis esta engendrada por una confusión de las masas, y que el socialismo proletario no puede presentar sus pruebas por una sola y gran causa - porqué él en realidad no existe, sino que solo existe en la imaginación engañada- y esto nos era comprendido pronto por la humanidad.

Lo que se necesita es un argumento decisivo. Y semejante argumento, para abrirse paso en una crisis social prolongada, solo puede ser la implantación, en un país, de una auténtica dictadura del proletariado que comprende su superioridad económica y que basándose en esto, logre un cambio fundamental en la situación de los trabajadores. Sólo una forma muy evidente, de una marcada ruptura en la situación política, económica y social de los obreros puede revolucionar al proletariado de los países capitalistas avanzados, señalándoles el camino hacia la lucha.

En la actualidad, una vez más, sólo un país, Rusia, es capaz de tomar por sí mismo esta misión histórica. El proceso revolucionario del proletariado ruso, una vez más, - y esto proviene de las diferencias entre la situación de las capas de trabajadores y la clase dirigente y la clase trabajadora -, ya ha alcanzado un nivel socialmente decisivo, y continúa creciendo. La cada vez más profunda crisis de la economía soviética necesita insistentemente de un enfoque que permita la restauración de la dictadura del proletariado. Pero el proletariado en Rusia esta débilmente organizado; es sumamente difícil para él organizar e intercambiar ideas. Si el momento para la repetición de la revolución proletaria se le escapa de las manos, entonces la crisis en Rusia acabará en una transformación completa a través de la pérdida de estabilidad del sistema económico estatal en manos de capitalistas privados. Esto difícilmente ayudará al comportamiento de la lucha política del proletariado y relegará a Rusia a las filas anónimas de las fuerzas capitalistas de segundo nivel.

A la historia no se le ocurre frecuentemente dar al proletariado la oportunidad de obtener victorias decisivas. Pero la derrota y el fracaso también permitirán la acumulación de una experiencia valiosa, así como el desarrollo de una teoría de alcance mundial y de la conciencia de clase proletaria, y por consiguiente, la superación de decepciones futuras en el camino hacia la victoria final.

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