LONG LIVE PROLETARISM!RussianEnglishFrenchSpanish GermanFinnish
PROLETARISM
Long Live Revolution!
All Power to Strike Committees!

The party of the proletariat should not be the ruling party! The Party of Proletarian Dictatorship. Stachkom
PRESENTACI?N COMUNISTES de CATALUNYA
INTRODUCCI?N (1999)
INTRODUCCION PARA LOS LECTORES OCCIDENTALES Y DEL MUNDO
MIRABA LA VIDA CON LOS OJOS DE UN PROLETARIO - A.B. Razlatski
EL SEGUNDO MANIFIESTO COMUNISTA (A.B. Razlatski)
PR?LOGO (1979)
Parte I Burgueses y proletarios.
Parte II El proletariado como due?o
Parte III La crisis del movimiento obrero
Parte IV Dictadura Proletaria - Democracia Proletaria
Parte V Las clases y la lucha de clases en el socialismo
II Parte

EL SEGUNDO MANIFIESTO COMUNISTA

(A.B. Razlatski)
Parte II


El proletariado como dueño

Mientras el proletariado está dirigiendo su lucha en la sociedad capitalista, mientras sigue siendo una clase, oponiéndose siempre con la mayor fuerza al odiado orden burgués, esto basta para levantar la solidaridad alrededor de una idea, la idea de la revolución socialista. Pero en la realización de la revolución proletaria, habiendo negado y destruido la sociedad burguesa y su estado, el proletariado debe, por la necesidad de construir una nueva sociedad, descubrir, mantener y crear nuevos eslabones funcionales, y agrandarlos en toda la sociedad. Esta es la ley de la negación de la negación implacable; con la burguesía aquellas funciones ya cumplieron su objetivo, han sido retiradas y la sociedad pide su substitución o renovación; no necesariamente todos los cambios son igualmente convenientes. Sin esto, la sociedad desestabilizada no podría existir ni desarrollarse, y no puede ser cualquier recambio, sino obligatoriamente cambios equivalentes, ya que en caso contrario, todos los espacios se llenarán espontáneamente con formas semejantes a las de aquellas que se rechazaron en el pasado. Y si el proletariado no está preparado para renovar y reestructurar todo el sistema de relaciones sociales, inevitablemente surgirá una nueva burguesía, apropriándose de las funciones y privilegios de la vieja burguesía.

En la época revolucionaria anterior, se produjeron espontáneamente una serie de sucesos; el proletariado no debe esperar a que esto vuelva a repetirse. En las crisis anteriores de la historia, cada dueño de esclavo, cada feudal o burgués, ató sus propios pequeños nudos en la red de las relaciones sociales. Pero la revolución socialista se distingue cualitativamente de las demás porque en la arena de la lucha entra un nuevo sujeto, que es la clase que solo vence porque posee la fuerza organizada de todos los sujetos individuales y es capaz de gobernar gracias a la fuerza de su propia unidad.

Actuando espontáneamente, los mismos obreros son incapaces de ir mas allá del sindicalismo respetuoso, que es un nivel completamente burgués. Solo una forma cualitativamente diferente de organización de la conciencia de clase, que unifique los intereses individuales y los eleve al nivel de los intereses colectivos de clase, permite al proletariado decidir sobre los problemas sociales y le proporciona una ventaja firme en la lucha contra la burguesía y contra la ideología burguesa; y todo ello tanto después de la revolución proletaria como antes de ella. También, las dificultades que se levantan para el proletariado llevan sus propias características cualitativas.

Primero, el proletariado necesita una teoría buena y fiable. Mientras el individuo que es una unidad puede actuar con éxito gracias al conocimiento personal o al talento, a la intuición o a la suerte, el proletariado solo puede conseguir la unidad de objetivos y acuerdos internos en sus actividades a través de la coordinación de todas las tareas concretas en el marco de un sistema de visión integral del mundo.

Segundo, los errores y las confusiones de los individuos, la inexactitud de sus estimaciones y la falta de fundamento de sus decisiones no tienen influencia en el desarrollo del conjunto de la sociedad: unos individuos caen, se apartan del cumplimiento de sus funciones y se reemplazan por otros. Pero los espacios vacíos en la conciencia de clase del proletariado, la insuficiencia de conocimientos, sus errores, no significan otra cosa que su retirada ante la burguesía: la burguesía vuelve rápidamente "a su auxilio", dondequiera que el proletariado no asume sus responsabilidades como líder.

Tercero, una sociedad que se basa en los intereses de los individuos, no hace ningún esfuerzo por compensar las perdidas individuales que ocurren espontáneamente a través de la acción de esos mismos intereses individuales. En cambio las pérdidas y la retirada del proletariado se recuperan solo por la vía revolucionaria, y esto exige la repetición del trabajo revolucionario, la repetición de la batalla contra la burguesía.

Por consiguiente, el proletariado necesita de una teoría bien elaborada, del oportuno examen de los cambios de situación y tomar las decisiones correctas con habilidad para dirigir la investigación, enriqueciendo sus conocimientos con el costo más pequeño posible de pérdidas. Esta es su arma y siempre debe estar lista para el combate.

Al emprender la construcción de una nueva sociedad dos problemas deben ser resueltos por el proletariado:

Mejorar el bienestar de la sociedad,

y desarrollar su conciencia.

El éxito en el segundo problema depende, casi completamente, de la resolución del primero. En cuanto a la primera cuestión, es esencial para el proletariado obtener un éxito decisivo: simplemente, no solo debe superar el nivel de los principales países capitalistas, sino aventajarlos absolutamente, sobrepasando el limite que es inalcanzable para ellos.

La sociedad proletaria puede superar esos obstáculos que paran repentinamente al capitalismo cuando alcanza su nivel mas alto de desarrollo. Pero esto no sucederá espontáneamente. Estos son los intereses del proletariado victorioso, pero el camino para su logro sigue sin ser descubierto. Y aquí el proletariado no puede pasarse sin la experiencia de las generaciones anteriores, aquí debe aprender de la burguesía.

La primera conclusión general que emana de toda la experiencia del pasado es que, inevitablemente, esa sociedad se mueve en dirección a los esfuerzos espontáneos de sus miembros. Pero esta, todavía, no es toda la conclusión, solo la mitad de ella. La parte vital que falta son las condiciones de existencia de esa sociedad. No fue en vano que esa burguesía batalló por el reconocimiento general de la propiedad privada de los medios de producción; esta era la condición para el desarrollo del capitalismo y el cauce por el que fueron encaminadas estas fuerzas caóticas. Bajo las condiciones del socialismo, los medios de producción aparecen como propiedad de la sociedad. Pero es necesario esclarecer esto: La sociedad que controla los medios de producción puede ser solo una parte de la sociedad; y entonces su propiedad se vuelve propiedad privada. El mismo capitalismo no elude la forma social de propiedad, creando, por ejemplo, las sociedades accionistas. El carácter del socialismo depende completamente de las relaciones de las sociedades que dominan los medios de producción en relación con el conjunto de la sociedad. La meta del proletariado es el socialismo proletario, y solo hay una forma aceptable: la propiedad de clase de todo el proletariado. En concreto, esto significa que, habiendo ganado los medios de producción en la lucha revolucionaria, el proletariado ni debe compartir con nadie los derechos de ser propietario ni debe ceder a nadie sus privilegios.

¿Cómo guardar estos derechos y como manejarlos? El proletariado debe aprender esto directamente de la burguesía.

La búsqueda de la ganancia máxima, dictada a los capitalistas en las condiciones de la lucha competitiva, los empuja a dirigir la investigación ininterrumpida para elevar la productividad del trabajo. Las consecuencias de esto son un aumento en el rendimiento de la producción y de los superbeneficos del capitalista. El contenido social de este proceso se pone de manifiesto en el momento en que al confrontarse el monopolio con la competición y la lucha por el mercado provoca la caída del precio total de la producción.

El proletariado, y de hecho toda la sociedad, necesitan la mas alta productividad del trabajo. Así debe hacerse bajo condiciones diferentes.

Aboliendo el capitalismo, el proletariado acaba con la competición capitalista.

La extracción de la ganancia máxima no puede ser el objetivo del proletariado; sea cual fuere la suma de las ganancias, solo puede devolverse al proletariado del cual procedía.

Los superbeneficios no tienen ningún sentido para el proletariado.

La efectividad máxima de la producción es el interés fundamental del proletariado. En primer lugar, el bienestar del proletariado depende directamente de esto, pero el proletariado no obtiene ningún beneficio que no haya producido él mismo. En segundo lugar, el aumento de la efectividad de la producción conduce a una reducción de los gastos del trabajo, del tiempo requerido en la producción esencial para la sociedad. Estos ahorros se dedican entonces al desarrollo cultural y creativo del proletariado, para el crecimiento de su conciencia.

Así, persiguiendo la efectividad máxima de la producción, el proletariado esta interesado en la subida continua de la productividad del trabajo, conduciendo a un aumento de la expresión "in natura", es decir, la producción real obtenida. El único interés del proletariado en los superbeneficios esta en la orientación mas firme de todos los monopolios y en la mas extensa diseminación de los métodos de producción avanzados. Pero aquí el proletariado realmente se distingue del capitalista, solo por la cantidad: el capitalista esta interesado en la diseminación mas completa y mas rápida de nuevos métodos de producción sólo dentro de la rama de producción que le pertenece; lo que también le ocurre al proletariado, solo que como clase dueña de la producción.

Los intereses del proletariado en su conjunto, coinciden con los intereses del capitalista individual en la sociedad capitalista. En su contenido estos intereses se presentan como más elevados y más humanistas en comparación con el desarrollo de los intereses burgueses.

Las ganancias máximas ideales son el objetivo de la eficiencia máxima concreta de la producción, que esta directa v y no indirectamente v relacionada con el incremento de la producción, con el aumento máximo de los bienes explícitos "in natura". Esto ocurre porque la base de los intereses fundamentales del proletariado, como dueño, no reside en la demanda inhumana para la afirmación de la propiedad privada en la lucha competitiva, sino en la demanda humana del proletariado como clase consumidora. El trabajo y la producción retornan a su destino original, sirviendo como fuente de satisfacción de la necesidad humana inmediata, no distorsionada por la opresión de la injusticia social, ni por la necesidad de la lucha para sobrevivir a toda costa dentro de la sociedad.

La existencia de una analogía total definida entre los intereses del proletariado y los del capitalista individual permite presentar una similitud en la realización de estos intereses. El capitalista afianza sus intereses estimulando las actividades de los obreros, de los organizadores de la producción, de los tecnólogos, inventores y expertos en las áreas de importancia para él. El no utiliza un sistema de estímulos consolidados de una vez por todas. Al contrario, utiliza el esfuerzo natural de la persona para satisfacer totalmente las demandas, cambia el sistema de estímulos, teniendo por objetivo, en la dirección fundamental, la obtención de las ganancias máximas.

El capitalista no distribuye el mismo todos los bienes. Pero, confiando a unos la distribución de los bienes de los demás, el capitalista decide personalmente la cantidad de recompensa para los primeros. En este papel selecciona a las personas que son mas entusiastas y capaces de defender sus intereses; y la parte de bienes que les da depende directamente del cumplimiento de sus peticiones. El capitalista no reconoce ningún otro criterio que sus propios intereses, cuya ultima expresión es la ganancia máxima.

Las decisiones fundamentales de dirección, tales como la orientación para el rendimiento de los productos de un tipo particular y la elección de la dirección del desarrollo y de la inversión de capital, las toma el capitalista directamente. Estas decisiones se funden en una sola idea, su política económica subjetiva personal. Ningún factor objetivo puede actuar sobre estas políticas de otra manera que a través de la conciencia del capitalista, y a través del reflejo en su conciencia, esos factores devuelven las circunstancias en que las decisiones fueron tomadas.

Enfrentado con alternativas donde es difícil la evaluación de las variaciones para aumentar la eficacia fundamental, el capitalista elabora sus propias opciones subjetivas. Esta subjetividad no es arbitraria, esta en los hábitos de la política económica general. Animando los éxitos y castigando los errores de cada uno de sus obreros, el capitalista sigue la misma línea de conducta política: que cada uno, de acuerdo con su capacidad, pueda resolver él mismo subjetivamente los problemas.

De entre todas estas cosas, ¿cuáles debe estudiar el proletariado?

¡Todas ellas!

Mientras define la dirección de la producción, según sus exigencias subjetivas de clase, subordinándola a su propio criterio - la efectividad máxima en todos los aspectos -, el proletariado debe apoderarse de los métodos racionales ya descubiertos por los capitalistas.

Y aquí y allá se levantan dificultades importantes, cuya resolución no puede ser sugerida por ninguna experiencia capitalista.

Los intereses del capitalismo están representados por el propio capitalista. En general, un capitalista como persona, se define solamente por la dirección única de su política económica.

En cambio los intereses del proletariado son los intereses de la clase. El sujeto se expresa por el conjunto de la clase. Los intereses de algunos representantes individuales o grupos se diferencian de los intereses de la clase; puesto que todo el proletariado solamente satisface sus demandas directamente, dependiendo de la efectividad de la producción; el conjunto de la clase productora no puede proporcionarse algo que no produce.

Llevar a cabo una política económica integral que corresponda a los intereses de la clase, no es accesible para el proletariado que lo realiza como una masa de obreros. Solo es realizable por la clase organizada, por el proletariado, superando sus tendencias individualistas, volviéndose conscientes de sus objetivos colectivos. Y esto todavía no es una solución, ni la forma para la realización del derecho de propiedad del proletariado.

Los intereses de clase del proletariado encuentran una forma concreta, representada en la conciencia del individuo en forma de ideas claras, de consignas, de ideas accesibles a las masas y capaces de llevarlas a la actividad organizada. Y aunque la difusión y asimilación de ideas requiere tiempo y esfuerzo, el proletariado de todos modos puede encontrar sus propios lideres.

Expresando los intereses del proletariado en la forma más precisa y concentrada de ideas, el líder los incluye y materializa en las acciones de masas del proletariado. El hecho de que, en efecto, en la organización de las acciones de masas tome parte una estructura compleja de dirección que incluye unas individualidades destacadas, no cambia nada: el mismo sistema se mantiene y se disciplina según las necesidades de las masas, según esas ideas concretas y su reflejo en las masas así como su disposición a seguir las ideas del líder. Este sistema no solo difunde y apoya las ideas, sino que es capaz, de forma muy activa, de negar y rechazar las ideas que están en contradicción con las tendencias de las masas de liberarse de los lideres que están bajo la influencia de ideas sin fundamento. En la acción de este sistema se forma la conciencia de clase del proletariado como protagonista; la participación en el movimiento de masas trae, a cada individuo, la conciencia del cambio revolucionario y forma la base para el desarrollo mas extenso de la conciencia de clase.

Ante el estado socialista proletario, al principio, surgen otras tareas. Heredando del capitalismo el grandioso sistema de propiedad, heredando una sociedad en la que no solo permanecen los elementos no proletarios, sino que también dentro del mismo proletariado existen huellas de la mentalidad individualista del pasado y unas inclinaciones burguesas, sobre el joven estado socialista recae el peso de regularizar todas estas relaciones sociales. El estado socialista está obligado a unir dentro de él las características definidas del estado burgués y el sistema capitalista de dirección. Si el movimiento de masas se apoya en las mejores y más avanzadas cualidades revolucionarias del proletariado, es necesario que el estado se oriente inevitablemente hacia las peores y más atrasadas características del proletariado y de toda la sociedad que todavía no se eliminaron, y debe crear un sistema de regularización. En su ser interno, en sus relaciones con sus ciudadanos, el estado permanece siempre burgués, mientras no vaya mas allá de los principios de justicia burguesa. Pero esto no se aplica a sus relaciones exteriores, a sus relaciones con las personas que no son nacionales; aquí el estado proletario solo actúa autorizado totalmente por el proletariado, y solo como representante de sus intereses de clase.

Estas son las bases sociales de la sociedad que el proletariado debe conocer antes de usar la ciencia capitalista de dirección.

El dueño con plenos poderes sobre todos los medios conquistados de producción es el proletariado como un todo único.

Los intereses del proletariado se personifican en sus lideres. Es decir, recae en los lideres concretar los objetivos y construir las políticas en su forma concreta y coherente. De la misma manera, la palabra decisiva en estas cuestiones corresponde a la clase, pues solo a través del apoyo de las masas pueden los lideres probar sus ideas políticas.

Los intereses del proletariado son cumplidos por el estado socialista. El estado actúa como un sistema contratado por los obreros, formado de la misma manera como lo habría hecho un capitalista, para la realización de la voluntad del dueño y encontrándose bajo su mando subjetivo, dependiendo de la voluntad de su dueño, el proletariado en general, en todos los aspectos.

El estado socialista como órgano de dirección ya no tiene relación con el proletariado como clase. Administra la sociedad como una suma de individuos diferentes: obreros, campesinos e intelectuales. Cuida de ambos, de los individuos y de los estratos sociales, protege o impide sus actividades sólo en la medida en que esto corresponde a los intereses del proletariado; y en esto también el estado debe ser continuamente controlado.

El estado, el aparato estatal debe componerse de personal idóneo, y aquí la utilización de la ciencia capitalista nos da la medida más exacta. Los puestos mas altos necesitan a personas fieles cuya devoción a los intereses del proletariado esté fuera de toda duda, habiéndolas sometido a una comprobación severa. El proletariado exige de ellas una comprensión profunda de sus intereses en la fase actual y la habilidad de realizar estos intereses en las actividades concretas, con los cuadros bien escogidos y con la política actual. Pero el dominio y la evaluación de todo el proletario debe acompañarlos en cada actividad.

Una esfera de actividad particularmente importante para el estado socialista es la economía. Reemplazando el esfuerzo capitalista de la ganancia máxima por la exigencia socialista de la efectividad máxima de la producción, el estado socialista debe subordinar todo el sistema de dirección a esta necesidad.

En primer lugar, esto se aplica al aparato de dirección. El aparato de los organizadores de la producción debe ser premiado de forma directamente proporcional a la organización de la productividad del trabajo y debe ser altamente premiada.

¿Por qué esto es así? ¿Por qué no puede (o no debe) el proletariado victorioso dictar a la intelectualidad técnica sus propias y diferentes condiciones? ¿Por qué la clase hegemónica no puede explotar las capacidades creativas de los especialistas de la misma manera implacable que el capitalista explota a los obreros?

Porque esto no es ventajoso para el proletariado, porque contradice sus intereses.

El despliegue de talento y la habilidad creativa poseen un carácter individual. La lucha por el reconocimiento social y su auto-reconocimiento sirve de estimulo para el despliegue individual de los talentos. Mientras las relaciones de mercancia-dinero continúen existiendo en la sociedad, en general ese reconocimiento en la distribución de bienes seguirá siendo uno de los elementos de reconocimiento.

Pero es precisamente de las actividades creativas que depende la perfección de la producción, el crecimiento de su efectividad: tanto si proviene de las actividades de los organizadores de la producción como de la iniciativa creativa de los propios trabajadores. El crecimiento en la producción de bienes sin un costo adicional en trabajo, es también un objetivo económico del proletariado; es bastante útil consagrar una parte de ese crecimiento al movimiento que marcha en esa dirección.

Y si nosotros miramos hacia atrás y aprendemos del capitalista, podemos ver que no pierde nada con el especialista bien pagado sino que más bien aumenta sus ganancias. Además de ello, el capitalista anima a una lucha competitiva entre ellos por el reconocimiento de su trabajo, llevándoles al descubrimiento pleno de sus habilidades, permitiéndole esto seleccionar los mejores de entre ellos. Si el proletariado se niega a adoptar semejante método, puede dañarse a si mismo.

La evaluación individual de cada especialista debe verse en función de la utilidad de sus actividades al proletariado y esta debe ser una valoración hecha a fin de cuentas, desde las alturas de los intereses de clase. Debe decirse que si el proletariado no les ofrece a sus especialistas la oportunidad de obtener una porción mas alta en sus beneficios que al servicio de cualquier capitalista, entonces el proletariado es un mal dueño. El trabajo en la sociedad socialista debe atraer en beneficio de la misma a los especialistas más prominentes del mundo capitalista. El proletariado solo se hará más rico a través de la explotación de las habilidades de esos especialistas, que si son ventajosas para el capitalista lo son mucho mas para la economía socialista que no esta limitada por los monopolios competitivos.

¿Pero de que forma la clase dominante debe relacionarse con sus miembros, los obreros? ¿Es que, en general, puede haber alguna respuesta para esta pregunta, si la clase en su conjunto esta compuesta por los mismos obreros?

Esta pregunta existe y realmente esta bien fundamentada. El proletariado, organizado como una clase, no es lo mismo que la suma de los obreros que la componen. La diferencia ya se ha manifestado a través de la existencia de su propia organización. Esta organización se basa en una comunidad de intereses; pero esta no es una comunidad de todos los intereses: también existen los intereses individuales y algunos de ellos continúan estando en contradicción con los intereses de toda la clase.

La clase esta interesada en el aumento de bienes para todos, el obrero individual también lo está para si mismo. Pero este obrero puede obtenerlos junto con su clase o, a la manera burguesa, esforzándose por apropiarse del trabajo de sus camaradas de clase. Hasta el momento en que esta contradicción continúe alojada en la conciencia del obrero, seguirá manteniéndose una contradicción clara entre el proletariado y cada proletario, entre la clase y los intereses individuales.

Y esto significa que, hasta ese momento, la clase organizada debe defender sus intereses contra la inclinación espontánea hacia la pequeña propiedad, a los intereses burgueses. Esta lucha se plantea en dos frentes. Por un lado, la lucha de manera general es para un cambio revolucionario tal que en la conciencia de todos marchiten y desaparezcan los intereses individualistas burgueses. Por otra parte, mientras estos intereses continúen existiendo, el proletariado está obligado a hacer un buen uso de ellos, en beneficio de la sociedad.

La tarea económica principal del proletariado es el crecimiento continuo en los bienes producidos por el trabajo efectuado. Y la ejecución de esta tarea no esta determinada solo por el trabajo de los obreros, sino también en la medida en que este trabajo se utiliza eficazmente en el desarrollo de todo el sistema de producción y siempre que aquellos a quienes el proletariado ha contratado para organizar la producción, cumplan con sus obligaciones. Por consiguiente, si cumplir con un cierto trabajo en la producción social es un deber del obrero sin la realización del cual no se puede obtener ningún bien, entonces el deber de los obreros es centrar su interés fundamental en el aumento de los bienes utilizando la dedicación creativa de todos los organizadores de la producción a todos los niveles, controlando su actividad, ayudando o protegiendo la actividad de los mas capaces; es decir mantener siempre sus posiciones de clase. Sin embargo, al llevar a cabo esta tarea, el proletariado se enfrenta a la necesidad de aplicarse estas exigencias a si mismo; porque el trabajo, a una escala aun mayor, no reconoce todavía universalmente este deber, porque los intereses individualistas impiden este reconocimiento.

Aunque estos mismos intereses gobiernan en la sociedad capitalista, la tarea a la que se enfrenta el proletariado consiste en organizarlos y dirigirlos por los cauces exigidos; es decir, que el proletariado como dueño, use de estos intereses, estimulando la actividad de los obreros en el beneficio del dueño: la clase obrera en su conjunto. También de esta manera, en las relaciones con los obreros, la política viene dictada por una sola consideración, los intereses del proletariado como clase, como un todo integro.

La ley fundamental que define la existencia del estado socialista proletario, por la cual el proletariado victorioso debe guiarse, y a la cual el sistema estatal debe servir, puede formularse así:

"La distribución del trabajo y de los artículos producidos es el interés de la sociedad en su conjunto y estimula el crecimiento del bienestar social y de la conciencia social"

El crecimiento del bienestar social sirve como base material para el desarrollo de la conciencia: la efectividad creciente de la producción conduce a la reducción del trabajo necesario utilizado, a favor de la liberación de tiempo para el desarrollo cultural. Pero las cuestiones de principio para el desarrollo de la conciencia comunista siguen, a pesar de ello, sin ser resueltas.

Las oportunidades para el estado socialista en el empeño de desarrollar la conciencia son sumamente limitadas. En principio, la tarea del estado no es cambiar él mismo la conciencia de las masas, sino consolidar los cambios progresivos que ya han brotado en su conciencia, reflejándolos en la forma del estado y en los cambios correspondientes en todos los sistemas de dirección de la sociedad.

Sin embargo, en las relaciones con los estratos no proletarios de la sociedad, el estado sirve como el ejecutor de la voluntad de clase del proletariado, jugando un papel muy activo. La misma existencia de tales estratos se permite solo en la medida que corresponde a los intereses del proletariado. Los intereses y peticiones de los estratos no proletarios se toman en consideración solo en la medida en que corresponden a la utilización mas eficaz de estos estratos de la sociedad para beneficio del proletariado. El proletariado autoriza a los estratos no proletarios de la sociedad a usar ciertas posibilidades democráticas particulares para expresar su propia opinión personal, para exponer cualquier necesidad, todo con un sencillo objetivo: utilizar estos intereses, estimularlos, obligando a estos sectores de la sociedad a una plena dedicación, tanto en el trabajo como en el talento, en beneficio del proletariado. Con relación al desarrollo, los cambios en los intereses del proletariado darán lugar inevitablemente a cambios en las relaciones con las otras clases y grupos sociales, respecto a sus necesidades de existencia. Según el caso, el carácter de las libertades políticas permitido por el estado a tales estratos, cambiara. Por consiguiente, no puede haber ninguna cuestión de garantías políticas para estos estratos, con la excepción de acuerdos temporales a los que el proletariado accede, teniendo en cuenta la forma concreta de sus intereses, propios de la actual etapa de la historia.

Como corresponde, para acompañar esta política dictatorial en las relaciones con los estratos no proletarios, el estado proletario determina la cuestión más importante para la reestructuración de su conciencia, demostrando con todos los medios a su disposición, que su única garantía real es adoptar irrevocablemente posiciones proletarias de clase. Las interelaciones del estado con la clase dominante tienen una base completamente diferente. Aun permaneciendo, respecto al proletariado, una de las instituciones sociales más atrasadas, el estado no puede ser tan conservador que no pueda cambiar siguiendo el desarrollo de los intereses del proletariado.

En la esfera política esto significa el ensanchamiento continuo de la democracia para el proletariado. El control estatal, la regulación estatal de los diversos aspectos de la vida social, desde el mismo comienzo, actúa en defensa de los intereses de clase contra los intereses individuales. En la medida en que los intereses personales de los obreros están de acuerdo con los de la clase, el control estatal de estos intereses se vuelve innecesario, la reglamentación de estos intereses se substituye por una consciente y voluntaria actividad social de los obreros, y de este modo el control se desvanece, retrocediendo y marchitándose.

En la esfera económica, aparte del crecimiento continuo en la efectividad de la producción y del bienestar vinculado a él, los cambios en los sistemas para la distribución de bienes tienen una importancia vital. El desplazamiento de la distribución "según el trabajo" a la distribución "según la necesidad" se produce por medio de la ampliación del fondo para el consumo social, por medio de la distribución de categorías completamente nuevas de bienes.

Ninguna institución estatal puede ir mas allá del nivel de conciencia de las masas. Porque en esencia, las masas marcan el nivel alcanzado de conciencia al que las instituciones responden con retraso. Pero la dinámica de la reestructuración se ilustra gráficamente cuando después de los cambios bien claros en la conciencia individual, le siguen cambios en todo el sistema de administración que estimulan la obtención de nuevos impulsos y la conciencia de nuevas tareas.

Los obreros no tienen nada que aprender de los capitalistas con relación a la fuente primaria, a la primera causa de los cambios en la conciencia de las masas proletarias. Todos los cambios, tales como la disciplina consciente, el acercamiento de clase a los fenómenos sociales, la misma limitación en el consumo de bienes, la conciencia de los intereses sociales como propios, todo esto se eleva en proporción al desarrollo de la organización del proletariado, en proporción a la conciencia de cada obrero de su pertenencia a la clase. Y todo esto se produce en el curso de la lucha de clase del proletariado; surgen en forma de ideas, se manifiestan en las victorias de clase del proletariado y son confirmados en los cambios revolucionarios de la conciencia de cada obrero.

Y aquí, para el proletariado, hay solo una ciencia que es la de su propia experiencia histórica.

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